Si, es cierto lo que dicen. Ese lugar, Amatlán de Quetzalcóatl, es mágico. Ahí donde nació Quetzalcóatl, se percibe una poderosa energía que te inunda al instante. Pero allá, más arriba, rumbo al mirador del Cihuapapalotépetl (Cerro de la mujer/mariposa), existe un lugar que encanta, un lugar doblemente mágico. La casa de los 13 perros y los 10 gatos, la de los 1001 objetos, en la que una muñeca rota no es menospreciada solo por estar rota. Es donde se pierde y se encuentra. Lo primero que pierdes al llegar es la prisa. Lo segundo que pierdes es la noción del tiempo. A los pocos días de llegar, te das cuenta de que no sabes si es lunes, jueves o domingo. Qué más da. El tiempo pasa cuando tiene que pasar, sin que nada lo apresure.